Seguiré con mi reflexión acerca
de los últimos cuatro mandamientos de la ley de dios. He enumerado que los
anteriores poseen características muy malsanas, de llevarlas al extremo, como
todo en la vida. Tal vez algunas personas piensen que he tomado pasajes muy
negativos del santo libro o santos libros. Tal vez algunos digan que existen
pasajes mejores en donde el amor de Dios se proyecta de manera majestuosa. Pero
hago uso de los mismos derechos que tiene esas personas: escogen lo que más les
conviene. Y recuérdese, la Biblia es un libro dictado por dios en persona. Y
que toda escritura es inspirada por dios y buena para adoctrinar. Ya sé, ya sé.
La Biblia se interpreta con la Biblia y hay que saber hermenéutica o poseer el
espíritu santo para entender a cabalidad su contenido. A lo que yo me pregunté:
“¿Será posible que un dios amoroso, puro y noble de corazón haya realizado
actos tan malévolos e injustos como el diluvio y mil cosas más, y ese dios no
haya podido expresar, en forma clara y entendible para cualquier persona de
cualquier parte del mundo, su mensaje de paz y fraternidad?” pero hasta la
parábola del Hijo Pródigo que a simple vista demuestra lo que es el “amor de
dios” es interpretada de manera diferente por las sectas. En el libro “El Milagro
del perdón” de Kimball es majestuosa la forma de distorsionar un mensaje tan
claro para todos y modificarlo a tal grado de no entender nada de nada. Eso tan
inverosímil como su afirmación de que fue en el Getsemaní y no en la cruz donde
Jesús purgó nuestros pecados, porque para ser leal al texto en su conjunto, la
Biblia no se cansa de afirmar que Cristo expió los pecados con su muerte, y
hasta donde entiendo, murió en la cruz y no en el huerto famoso. Bueno les pongo
lo que dice Kimball de esta parábola. En ella se quita lo más bello del texto
que es, indudablemente, el amor de dios. Nótese como la sed de venganza de este
“profeta” se ve corroborada al afirmar que el perdón no existe, o cuando menos
el perdón se acepta pero el castigo permanece.
“Cuando yo era niño, mi maestra en la Escuela
Dominical inculcó en mí la infamia del hijo mayor por motivo de su enojo y
quejas, y al mismo tiempo inmortalizó al pródigo adúltero, que, según se
supone, expresó arrepentimiento. Sin embargo, no compare ningún lector los
refunfuños y el mal genio con los degradantes pecados de la inmoralidad y la asociación
con rameras en una vida de libertinaje…Es significativo que el hijo mayor haya
estado siempre con su padre. Si esta parábola es un recordatorio de la jornada
de la vida, nos acordamos de que para los fieles que obedecen los
mandamientos hay una promesa grande de ver al Señor y estar siempre con El en
la exaltación. Por otra parte, el hijo menor no podía esperar más que
una salvación como jornalero, en vista de que había despreciado sus
derechos de nacimiento y disipado "todo" su patrimonio, sin dejar
nada para poder desarrollar y acumular nuevamente hacia una herencia eterna…Había
vendido algo que no podía recuperar; había canjeado la inestimable herencia de
gran valor permanente por una satisfacción momentánea de deseos físicos, lo
futuro por lo presente, lo eterno por lo temporal, bendiciones espirituales por
comida material. Aun cuando le pesaba el trueque irreflexivo que había hecho,
ahora ya era demasiado tarde, “eternamente demasiado tarde".
Aparentemente, ni sus esfuerzos ni sus lágrimas podían recuperar sus
bendiciones perdidas. En igual manera Dios perdonará al pecador arrepentido que
peque contra la ley divina, pero ese perdón jamás podrá restaurar las pérdidas
que sufrió durante el período en que estuvo pecando.”
En contraposición a esta absurda
y aberrante interpretación, los otros no menos absurdos ni aberrantes
dogmáticos afirman que la interpretación correcta sería esta (Tomado de la
siguiente página de internet: http://www.jba.gr/es/La-parabola-del-hijo-prodigo.htm
):
“El Hijo de Dios vino a encontrar
y a salvar a los perdidos (Mateo 18:11). El que viene a Él nunca será
desechado, dice la Palabra (Juan 6:37). No importa lo que uno hace o deja de
hacer. No importa si pasado. Lo que el Hijo de Dios quiere es salvar, no
condenar (Juan 3:17). La compasión del padre de esta parábola es una figura de
la compasión del Dios Padre (Jesús dijo esta parábola en relación al gozo que
ocurre en el cielo, cuando un pecador se vuelve a Él). Dios “quiere que todo
hombre sea salvo y venga al conocimiento de la verdad” (1 de Timoteo 2:4).
El hijo de esta parábola no podía
esperar a que su padre muriera. Quería la propiedad ahí y ahora, aunque su
padre aún estaba vivo. Una vez teniéndola en sus manos, lo juntó todo y se fue
“a un país lejano”. Quien sabe lo que había escuchado sobre aquel país.
Publicidad, TV, radio (si existían) hablaría de ese país. Si tenía mucho
dinero, pudo haber tenido “la gran vida” ahí – la “gran vida” que la Palabra
describe con dos palabras: “vida pródiga”. Al final, la burbuja se reventaría y
el que alguna vez había sido el hijo del padre rico se convirtió en pobre y
hambriento. Su hambre era tanta que no tenía nada que comer – y ¡los puercos
eran alimentados mejor que él!
Y luego, sucedió algo crítico:
“volvió a sí mismo” y pensó: “¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre,
y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser
llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.” ¡El hijo pródigo “volvió
a sí mismo”! El momento en que uno “vuelve a sí mismo” por lo general no es el
momento en que las cosas van bien, sino el tiempo, como con este hijo, no tenía
ni siquiera “algarrobas” para satisfacer su hambre. Por lo cual, el hijo volvió
a sí mismo y tomó el camino de regreso a su casa. Todos los pensamientos que
tuvo fueron correctos y justos: después de lo que había hecho, no tenía derecho
a llamarse hijo de este padre. Había devorado su trabajo viviendo pródigamente.
Luego el padre lo vio a lo lejos. Eso demuestra que el padre vigilaba el
camino. Aunque el hijo había tomado su herencia y dejado el hogar, el padre no
se comportaba indiferente. Cada día lo esperaba a que volviera. Si no lo
hubiera encontrado, hubiera ido a suplicarle que regresara – así como el Señor
nos suplica que nos reconciliemos con Él (2 de Corintios 5:20:21). El padre
esperaba. Vigilaba el camino, y tan pronto como vio al hijo venir, ¡CORRIÓ para
encontrarse con él! De verdad, qué imagen tan conmovedora; un padre corriendo
para ir a besar a su hijo que se había “tragado” su propiedad viviendo
pródigamente. Sin embargo, ¿a caso no es lo mismo con Dios? Estábamos muertos
en pecados e iniquidades, hijos de ira, y ahora El nos salvó, nos levantó junto
con Cristo y nos sentó junto a Él en lugares celestiales. No por nuestras obras
(estábamos muertos) SINO POR SU GRAN AMOR (Efesios 2:4). Como el padre de la
Parábola, Dios espera a la oveja perdida, y cuando una regresa, EL CORRE A
ABRAZARLA Y A BESARLA. EL PADRE OLVIDA Y BORRA TODO EL PASADO DE CADA HIJO
QUE SE VUELVE A ÉL. NO JUZGARÁ A NINGUN CREYENTE; A NINGUNA OVEJA QUE REGRESA,
PORQUE LO QUE HIZO FUE DURANTE EL TIEMPO EN EL CUAL ESTABA PERDIDA. “SI
ALGUIEN ESTÁ EN CRISTO, NUEVA CRIATURA ES, LAS COSAS VIEJAS PASARON; HE AQUÍ
TODAS SON HECHAS NUEVAS” (2 de Corintios 5:17) dice la Palabra de Dios. Luego,
el padre de la parábola en lugar de correr a su hijo – así como lo hacen muchos
padres cuando descubren las rebeliones de sus hijos, aunque incluso ya se hayan
arrepentido – en vez de ponerlo a prueba un tiempo, lo abrazó, lo besó y mató
al becerro más gordo que tenía – TODO VOLVIÓ A SER ALEGRÍA. El gozo en el
cielo es el mismo cuando un pecador vuelve. Lo que el Señor desea no es la
condenación del pecador. Si te han dicho que Dios espera con un látigo si te
vuelves a Él, por favor escucha esto: DIOS TE ESTA ESPERANDO ASÍ COMO EL PADRE
DEL HIJO PRÓDIGO. TE ESPERA Y UNA VEZ QUE TE VE VENIR, CORRE A ABRAZARTE,
BESARTE Y EMPIEZA UNA GRAN CELEBRACIÓN POR TU REGRESO. “Os digo que así habrá
más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve
justos que no necesitan de arrepentimiento.” (Lucas 15:7).
Seamos honestos la segunda interpretación
es más dócil. Para Kimball el arrepentimiento se debe pagar de una u otra
manera. No existe nada más allá, te equivocaste, te fregaste. Serás siervo de
dioses. En cambio la segunda interpretación menciona lo verdaderamente bello
del arrepentimiento y como las personas podemos ser más sutiles y evolucionadas
que la terrible y peligrosa idea del mormonismo, esta vez en voz de Kimball.
Parece increíble y poco sano discutir que Dios ni siquiera en este punto haya
sido claro. Mientras uno de los seudoprofetas dice que es un significado
castrante otros lo ven como misericordioso. Realmente este dios no escogió bien
a sus escritores (O será que nunca existió y todo es producto de alucinaciones).
Sea como fuere sigamos adelante
con este estudio de los mandamientos de este estupendo Dios.
7.
No cometerás adulterio.
La RAE menciona el significado de
esta palabra: “Ayuntamiento carnal voluntario entre persona
casada y otra de distinto sexo que no sea su cónyuge”. Para la Biblia, la mujer
es un objeto que pertenece al hombre: Génesis 2: 18, 21 nos narra: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré
ayuda idónea para él… Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán,
y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su
lugar”. En mi estudio acerca de lo que este ser misógino pretende con la mujer,
hice un recuento detallado de sostener, sin género de dudas, esta actitud tan
deplorable del Dios judeo-cristiano. Ahora veamos este mandamiento. La cosa no
anda mal pues, efectivamente, nada mejor cuando un matrimonio se basa en el
respeto mutuo, en la solidaridad, en la igualdad, y en llenar ese hogar de
cosas positivas. Veamos las cosas desde un inicio. La mujer, toda vez que es un
objeto del hombre, “debe ser lo suficientemente limpia y pulcra para llegar al
lecho nupcial sin haber sido mancillada por otro hombre, al cual le va a
entregar la vida”. Y para ello necesita
el sello de garantía de su virtud: el himen. Si bien es cierto que ya todas las
iglesias han aceptado el hecho de que una mujer puede o no sangrar en el primer
coito, también es cierto que mantienen muy firme la convicción que una mujer
que haya “pecado” de esta manera no es digna. Los mormones son muy duros con
las féminas y por ende las necesitan instruir desde pequeñas para que sean
dignas y valiosas para su futuro Dios. Característica que es aplaudida es la
sumisión al hombre como digno poseedor del sacerdocio. En los ritos masónicos
que se realizan en sus templos, existe un compromiso de seguir al macho, así
como el macho sigue a Dios. Se arrodillan y hacen la promesa, entregándole al
esposo su nombre secreto, el cual será pronunciado en el momento de la resurrección
para que ella, cual perrito faldero, le siga en la conquista de nuevos mundos.
Kimball en su
temible libro afirma lo siguiente:
“Cuando un
hombre o mujer, quienquiera que sea, empieza a compartir su cariño o interés
romántico con cualquier otra persona que no sea su cónyuge, es un paso casi
seguro al adulterio. No debe haber ningún interés romántico, atenciones, citas
o coqueterías de ninguna clase con nadie, en tanto que cualquiera de los
participantes esté todavía legalmente casado, pese a la situación en que se
encuentre tal matrimonio”.
Mi comentario al respecto es que
esta persona estaba tan ciega que no permitía ninguna consideración hacia los
factores que detonaran la caída del amor. Supongamos que un hombre abandona la
casa y se decide a obtener recursos en otro país, y haciendo una promesa de
regresar en tres años, no lo cumple, sino que por el contrario decide quedarse
en otro lugar. Este sujeto no regresa a su casa y se contenta con mandar dinero.
¿Cómo es posible que se pueda prejuzgar a una mujer por ello? La mujer es un
ser humano y tiene deseos, sentimientos normales que pueden desarrollarse en
otro ambiente. ¿Qué pasa cuando un matrimonio mormón ha terminado o cuándo una
persona se equivoca en la elección de la pareja? ¿Debe cargar con ese error de
por vida?
Al ser Kimball- en adelante maestro Joda- un perseguidor moral por
excelencia, no puede decir otra cosa que un discurso capaz de generar culpa,
culpa, y más culpa. Leamos unos brillantes párrafos de esto:
“Una joven pareja habiéndose
comprometido decidieron tener relaciones y este maestro del fraude ante la
pregunta de ella le dijo: "¿Quiere decir que no podemos casarnos en el
templo?" preguntó la pareja. Yo contesté con otra pregunta: "¿Creen
ustedes sinceramente que se les debe permitir entrar en el templo después de
tan indecente transgresión? ¿No comprenden lo que han hecho? Si yo
pusiera en sus manos la responsabilidad completa con la libertad para entrar,
¿lo harían ustedes? Si cometieran homicidio, y entonces solamente
sintieran un poco de pesar, ¿pensarían ustedes que debían concedérseles en el
acto todos los privilegios que previamente tuvieron de obrar con libertad,
únicamente porque se habían propuesto a jamás repetir el acto? ¿Piensan ustedes
que no deben pagar un precio? ¿Que no debe haber castigo? ¿Ningún
ajuste? Analícenlo. ¿Creen que ustedes mismos se hallarían en mejor
situación si se les dejara ir libres?" (El subrayado es mío)
Como se puede notar el secreto
del asunto es generar culpa. La frase “indecente trasgresión” pinta de cuerpo
entero lo que es para el mormón el sexo: un acto necesario pero no muy
espiritual. Y nada, para mí está más lejos de la realidad. Hacer el amor, como
lo hicieron los jóvenes, enamorados, sintiéndose uno del otro, es el acto más
hermoso y más natural de manifestarse el amor. Muchos mormones, empezando por
su profeta objetará esto…¡Pues que objete! La realidad es que la doctrina
mormona, al igual que todas las religiones judeo-cristianas ven al sexo como
escindido del amor. Lo consideran un acto “necesario” pero no fundamental en la
vida. Más claro está expresado por Joda:
“Aun cuando las relaciones
sexuales pueden ser una parte importante y satisfactoria de la vida conyugal,
debemos recordar que el objeto de la vida no es solamente para tal fin. Ni aun
el matrimonio aprueba ciertas prácticas extremosas en la relación sexual.”
Este párrafo pinta de figura al
mormonismo o puritanismo retrogrado separa al amor del sexo. ¿Cuándo ocurrió
esto? Ni idea, pero es una de las ideas más abyectas que sustentan toda la
teología de Jehová o Elohim. El amor
entre dos personas se manifiesta de muchas formas: con apoyo mutuo, respeto,
solidaridad, tolerancia, y con sexo. Pero el cristianismo y el judaísmo
separaron esta parte por una única y profunda razón: miedo. Es tal el grado de
temor al sexo que hasta en la adoctrinación de sus muchachos son incapaces de
decir las cosas por su nombre. Véase el discurso más falaz y estúpido sobre
temas sexuales que háyanse escrito alguna vez por persona llena de los residuos
alimenticios de la palomita viajera. Dale clic a la primera liga sud.
Ahora bien ¿qué se puede esperar
de los sermones emanados de los seguidores del Dios más celoso, mezquino,
injusto, implacable, vengativo, segregador,
malévolo, infanticida, genocida, sadomasoquista y asesino que haya existido?
¿Qué podemos esperar de ese ser que considera a la mujer como un objeto, un
simple añadido del hombre? ¿Puedo poner mi vida en mano de ese ser tan
despreciable? Mi respuesta a mi búsqueda es: NO. Así, con mayúsculas. El
mormonismo (sobretodo) considera al adulterio casi igual al asesinato. Cuando
el sexo con amor lleva a la culminación física de la existencia de dos
personas, en donde “dos se vuelven uno y siguen siendo dos”, tal y como
mencionó Fromm. El judeo-cristiano, pero muy en especial el mormón, lleva al
extremo su falaz cara. ¿Qué provoca esta doctrina? Culpa, una sensación
de vacío increíble, pues la biología emerge de una u otra manera, y el hecho de
obligar a controlarla, cargada con esas palabras tan lastimosas, tan llenas de
“anti vida” por parte de Joda logra, con un éxito abrumador, que Utah, Meca del
mormonismo, sea el primer lugar de suicidios de jóvenes, del aplastamiento de
las personas y de sus instintos (porque somos seres evolucionados, no creados)
de una manera realmente atroz. Considerar
virtuosa a la mujer significa llegar con el sello de garantía al matrimonio. Si
alguna desdichada muchacha cayera en las garras de Satanás y, tuviese
relaciones sexuales, lo que hace la Iglesia SUD es estrangularla moralmente,
humillarla, torturarla. A una mujer que desea una nueva vida con otro hombre, o
bien otro hombre con mujer, y en el trascurso de su enamoramiento llegan al
acto sexual, la iglesia tiene la solución: alejarla de todo derecho, no hay
recomendación al templo, no participa de la “santa” cena, no puede hablar en
clase, se le quitan los llamamientos, o sea, se le humilla. Es desastrosa esta
actitud. Vuelvo a leer las palabras de Joda y más palmadas en la espalda me doy
al haber abandonado esa secta llena de mentiras y actitudes imbéciles hacia el
sexo. Un dato particular, en el libro del “Milagro de Perdón” el único castigo
que es levemente disculpado es el diezmo: ¡¡¡¡¡¡claroooooooo!!!!!! La casa
pierde. Este es un aspecto que delata al mormonismo: su amor al dinero.
Pero ¿qué podemos decir de otras
sectas? Bueno pongamos al gran iluminado Alducin hablar sobre la
homosexualidad. Nótese que este pastor puede ser mormón en toda expresión. Es
tal el miedo y el temor que sus palabras son dardos envenenados hacia las
personas que optan por relaciones diferentes. Su odio hacia los gays es
claramente manifiesto a pesar de ponerse la careta de reconciliador. Te acepto
pero irás al infierno. ¡Qué gran misericordia! Definitivamente sublime. ¡Qué
asco de personas estas las cristianas!
8.
No hurtarás.
¿Qué persona no estará de acuerdo
con esto? ¿Existirá alguien capaz de negar que el robo sea algo nocivo para las
personas? ¿Quién dijo sí? ¿Usted? ¿Quién es usted? ¿Cómo dijo? ¿Nefi? ¿Hurtar
es bueno si lo ordena Dios? ¿Qué? ¿Hasta matar? ¿Puede explicármelo?
1 Nefi 3: 1- 4 Y
aconteció que después de hablar con el Señor, yo, Nefi, volví a la tienda de mi
padre. 2 Y sucedió que me habló, diciendo: He aquí, he soñado un sueño, en el
que el Señor me ha mandado que tú y tus hermanos volváis a Jerusalén. 3 Pues he
aquí, Labán tiene los anales de los judíos, así´ como una genealogía de mis
antepasados; y están grabados sobre planchas de bronce. 4 Por lo que el Señor
me ha mandado que tu´ y tus hermanos vayáis a la casa de Labán, y procuréis los
anales y los traigáis al desierto.
Nefi 7-13, 18-19: 7 No
obstante, seguí adelante, y al acercarme a la casa de Labán vi a un hombre, y
este había caído al suelo delante de mí, porque estaba ebrio de vino. 8 Y al acercarme a él, halle´
que era Labán. 9 Y percibiendo su espada, la saqué de la vaina; y el puño era de
oro puro, labrado de una manera admirable, y vi que la hoja era de un acero finísimo.
10 Y aconteció que el Espíritu me compelió a que matara a Labán; pero dije en
mi corazón: Yo nunca he derramado sangre humana. Y me sobrecogí y deseé no tener
que matarlo. 11 Y el Espíritu me dijo de nuevo: He aquí el Señor lo ha puesto en
tus manos. Sí, y yo también sabía que había intentado quitarme la vida, y que él
no quería escuchar los mandamientos del Señor; y además, se había apoderado de nuestros bienes.
12 Y sucedió que otra vez me dijo el Espíritu: Mátalo, porque el Señor lo ha
puesto en tus manos; 13 he aquí que el Señor destruye a los malvados para que se
cumplan sus justos designios. Es preferible que muera un hombre a dejar que
una nación degenere y perezca en la incredulidad. 18 Por lo que,
obedeciendo la voz del Espíritu y cogiendo a Labán por los cabellos, le corté
la cabeza con su propia espada. 19 Y después que le hube cortado la cabeza con
su propia espada, tomé las ropas de Labán y me vestí con ellas, poniéndomelas todas,
y me ceñí los lomos con su armadura. (El subrayado es mío)
Ah….Okey….ya entiendo. Entonces
¿Por qué criticamos a los árabes que agarraron aviones y los estrellaron en las
Torres Gemelas? ¡Hombre! Su Dios se los mandó por una causa justa. Además es el
mismo Dios de los cristianos y judíos, es decir el Dios de Abraham. Y es mejor
según ellos, que mueran tres mil personas a que los occidentales les permitan a
sus mujeres portar faldas cortas que,
todo mundo sabe, son desagradables para dios.
9.
No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
Vamos llegando al final. “No seas
chismoso” podría ser una excelente síntesis de este mandamiento. Curiosamente
son los cristianos quienes más hablan de los otros e incluso se dan el lujo de
recordarnos cuál es el pago de nuestra trasgresión: El infierno. No recuerdo si
ya lo comenté, pero lo saco nuevamente a la luz. En cierta ocasión en que
jugaban México vs Holanda en la pasada copa del mundo, estábamos por iniciar
los servicios en el sacramental de la capilla mormona a la que asistía cuando
un mozalbete de unos 24 años comentó, al ver la poca afluencia de personas: “A
qué hermanos tan pecadores, se quedaron a ver el futbol”. Si este chamaco
deseaba ser dios pues adelante que se quede con sus limitantes e ideas muy
personales; pero empezar a criticar a otros cuyas acciones son más humanas y
censurarlas es absurdo.
Un tipo extraordinario, en este
tipo de dogmas, es nuestro buen Joda. Basta leer el libro de este mormoncito
para darse cuenta que lo que más le fascina es meterse en la vida de los demás.
Para una religión tan cerrada como la mormona la mentira es un yugo. El “no
mentirás” (que es lo mismo que levantar falso testimonio) es, para algunos
miembros un lastre muy pesado de llevar. ¿Lo cumplen a cabalidad? Para nada,
podríamos afirmar que quienes se jactan de no mentir son las personas que más
lo realizan aunque lo nieguen. En su incesante búsqueda de la perfección la
mentira se utiliza todos los días y sale a sobresalir de mayor manea los
domingos. Ahí la careta de la hipocresía crece a menudo en proporciones
insospechadas. En las clases se oye decir “yo no puedo mentir”, “lo he
superado”, cuando en realidad esa afirmación es totalmente absurda. El solo
hecho de mencionarla es en sí mismo la más grande de las falacias. Como dijo el
inigualable Dr House: “Todos mienten”. Este es un aspecto incluso de mecanismo
de defensa del yo. A veces sin la menor intención de ello, el yo se defiende
pues reconocer totalmente su estatus sería autodestructivo. Pero Joda es muy
especial en esto:
“Numerosos pasajes de las
Escrituras testifican del mismo principio, de que solamente los puros pueden
morar con Dios (Por ejemplo, véase Mosíah 2:37; Alma 11:37; Tito 1:15,16).
No puede ser de ninguna otra manera porque "ser de ánimo carnal es muerte,
y ser de ánimo espiritual es vida
eterna" (2 Nefi 9:39). El propio Jesús expresó eminentemente el concepto en las bienaventuranzas:
"Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios"
(Mateo 5:8). Pureza de corazón significa perfección; y los perfectos
no sólo verán a Dios, sino compartirán de su amistad.
José Smith, el profeta de los
últimos días, igualmente vio en el pecado un obstáculo mayor a la salvación y
la divinidad. En una ocasión dijo: “Si deseáis ir a donde Dios está, debéis ser
semejantes a Dios o poseer los principios que Dios posee, pues si no estamos
acercándonos a Dios en principio, estamos distanciándonos de Él y allegándonos
al diablo. Sí, me hallo en medio de toda clase de personas. Escudriñad vuestros
corazones para ver si sois semejantes a Dios. He escudriñado el mío, y veo que
tengo necesidad de arrepentirme de todos mis pecados.
Hay entre nosotros ladrones,
adúlteros, mentirosos e hipócritas. Si Dios hablase de los cielos, El os
mandaría no robar, ni cometer adulterio, ni codiciar, ni engañar, sino que
fueseis fieles en pocas cosas. Al grado que nos alejamos de Dios, descendemos
al diablo y perdemos conocimiento, y sin conocimiento no podemos ser salvos; y
mientras lo malo llene nuestros corazones y nos dediquemos a estudiar lo que es
malo, no habrá lugar en nuestros corazones para lo bueno, ni para estudiar lo
bueno.
Pese a cuantos otros sufran, todo
pecado va dirigido contra Dios, porque tiende a frustrar el programa y los
propósitos del Omnipotente. En igual manera, todo pecado se comete contra el
pecador, porque limita su progreso y restringe su desarrollo.
El no puede "contemplar el
pecado con el más mínimo grado de tolerancia" (D. y C. 1:31).”(
Nuevamente el subrayado es mío)
Como puede observarse en estos
pasajes tomados de su famoso libro “El milagro del perdón” la búsqueda de la
perfección mormona llega a estadios superlativos y, por ende, es natural
observar en los miembros más “constantes” un dejo de culpabilidad enorme. La
más mínima mentirilla, incluso cuando dicha es para proteger a los seres
queridos, es una piedra tan o más grande que la del Pípila. Así es que muchos
miembros dejan de pensar en los beneficios de ocultar o disfrazar una verdad
pues se les exige ser tan blancos y puros como Jesucristo. Una barbaridad, sin
lugar a dudas.
10.
No codiciarás la casa de tu prójimo, no
codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni
su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
Eso está bien, si no fuera por el
sencillísimo detalle de colocar a la mujer como objeto entre todas las demás cosas
que se mencionan. Por supuesto que concuerdo con no quitarle las cosas a otra
persona pero codiciarlas es diferente. Según la RAE codiciar es: “Desear con
ansia las riquezas u otras cosas.” Joda, en su hermoso libro menciona que antes
del robo está el pecado codiciar, algo así como “Sentencia Previa”. Pero veamos
las iglesias SUD y las católicas. Llenas de dinero y esplendor. El vaticano
lleno de oro, los templos mormones iguales. Ellos no codiciaron nunca los
bienes ajenos, los robaron. Los primeros en la edad media, los segundos con los
diezmos de las personas.
Creo que ha llegado el momento de
terminar con estas normas dictadas por dios. Pasaré, entonces a enumerar mis
conclusiones al respecto.